QuerĂa estar con Ă©l. Lo que hice fue perverso. Este sentimiento me hace hostil conmigo mismo. De hecho, algunas noches contaba consigo mismo hasta la mañana, tratando de comprender el hecho de que ella era mi cuñada, pero de alguna manera no podĂa superar mis sentimientos. Lo que sentĂa hacia mi cuñada deberĂa haber penetrado en el suelo conmigo. Pero no estaba pasando, deberĂa haberme acostado con Ă©l. Me graduĂ© de la universidad este verano. De vez en cuando, mi cuñada me dice que hay algunas futuras candidatas y que estaba buscando mi boca sobre el matrimonio. Dic.
Como mi hermano era policĂa, solĂa quedarme con ellos cuando Ă©l iba de guardia nocturno. Fui a su casa de nuevo un dĂa cuando mi hermano estaba de guardia. Por la noche, mis sobrinos se acostaron. Empezamos a ver televisiĂłn y a charlar con mi tĂa. Se trataba de matrimonio, aparentemente Ă©l me estaba revisando de nuevo. Estaba seguro de que hiciste esto con el conocimiento de mi madre.
Estoy seguro de que estaba preguntando mis ideas, diciĂ©ndole a mi madre. Me hablĂł de algunas futuras candidatas nuevamente, les decĂa que no a todas y les estaba dando una excusa para el servicio militar. me preguntĂł si tenĂa novia o quien quisiera. Cuando le dije que no, preguntĂł asombrado cĂłmo nunca habĂa sucedido o si habĂa sucedido en la universidad. Dije que no de nuevo. (En realidad, tenĂa novia y planeaba casarme con ella.) Estás interesado en chicas que están confundidas en broma, dijo. Dije, excepto por las versiones Bulent Ersoy.
Bueno, dijo, cuĂ©ntame sobre el perfil de la mujer en el haylin. (No tengo sentido prolongar este tema, pero no lo cerraba para poder estar más a solas con mi tĂa.) De repente dije que la mujer con la que me iba a casar deberĂa parecerse a ti con su fĂsico, sus gestos, en resumen, con todo. Mi cuñada aceptĂł esto como un cumplido y me dio las gracias.
Me levanté para encender un cigarrillo y tomar el cenicero y me senté frente a él. Mis ojos se deslizaron entre sus piernas en un momento dado, y la parte cubierta de coño de su pijama fue arrancada. Nuevamente, mis sentimientos pervertidos se despertaron y comencé a sentirme extraño. Continuábamos hablando. Involuntariamente, mi ojo estaba cambiando a esa rasgadura, e inmediatamente me faltaba el ojo por temor a ser atrapado. Sus bragas de encaje negro se ven a través del pijama, y esta imagen me excitó.
DebĂ haberme sumergido decentemente en algĂşn momento, y cuando mirĂ© hacia arriba, me mirĂł fijamente y se cubriĂł las piernas. (Aparentemente, Ă©l no sabĂa sobre el desmantelamiento.) Estaba avergonzado y no hablaba. La habitaciĂłn ya no hacĂa preguntas ni miraba televisiĂłn. Por supuesto, todavĂa estaba pensando en sus bragas y fantaseando. Él fue al baño en un momento dado, y yo lo seguĂ hasta la caseta de cubierta. Mi cuñada estaba orinando y yo le espiaba el coño y las piernas. DespuĂ©s de orinar, su coño
tenĂa tal lavado que no podĂa soportarlo e iba a entrar. Inmediatamente regresĂ© al pasillo y tomĂ© asiento. EntrĂł en la habitaciĂłn, se sentĂł frente a mĂ y, sin darse cuenta, volviĂł a lanzarme un tiro libre. Ahora era más cauteloso.(Pero era una trampa, querĂa asegurarse de que notara la lágrima y mirara allĂ.) Entonces quieres casarte con alguien como yo, dijo. Lo confirmĂ©. Entonces, ÂżquĂ© dijo sobre mi pelĂcula favorita? No pude decir nada.
Dije que deberĂa parecerme a ti con todo, lo pasĂ© por alto. EncendiĂł un cigarrillo y de repente dijo, borra lo que estĂ©s pensando de tu cabeza y deja de mirar mis bragas, soy tu cuñada. TerminĂł su cigarrillo y se fue a la cama. Un poco más tarde tambiĂ©n me fui a la cama. Estaba completamente perdida en el sueño. Constantemente me caĂa de mi cuñada y de sus bragas. Me colĂ© en la habitaciĂłn por la noche y comencĂ© a mirar a mi tĂa, el miedo a que me atraparan me estaba poniendo aĂşn más cachondo ahora
no pude soportarlo, deberĂa haber eyaculado de inmediato. SaquĂ© mi polla y comencĂ© a tirar de treinta y uno. Como hacĂa calor, la blusa de mi cuñada estaba abierta y su pijama estaba raspado hasta la rĂłtula. No tardĂ© mucho en eyacular. Me fui a la cama. Pero estaba empezando a pensar de nuevo, mi cuñada estaba al tanto de todo, y solo fui yo, tu cuñada, quien dijo deja de mirarme, me pregunto si estaba esperando un movimiento de mi parte.
Me pregunto por quĂ© no se habĂa cambiado el pijama y por quĂ© la puerta de la habitaciĂłn estaba abierta. Era como si me fuera a desnudar, corrĂ a la habitaciĂłn de nuevo, querĂa tocar a mi tĂa, no me atrevĂ. EyaculĂ© una vez más y me fui a la cama. Mi hermano venĂa de servicio a las ocho de la mañana. Salimos a desayunar sobre las once. Mi cuñada actuaba como si nada hubiera pasado.
Y no podĂa mirar la cara de mi hermano o la de mi cuñada por vergĂĽenza. Los niños habĂan salido y mi hermano habĂa vuelto a la cama para dormir un poco más. SalĂ al balcĂłn y comencĂ© a fumar. Cuando mi cuñada arreglĂł la mesa y lavĂł los platos, se acercĂł a mĂ y me dijo en voz baja que me parecĂa que estabas pensando mal en casarte.
¿Qué le estás diciendo en voz baja a mi propia cuñada?… Salà porque no soy un pervertido. Pero él dijo que estabas mirando mis bragas. No me doy cuenta de que se me resbaló el ojo, y cuando te diste cuenta, dije por qué no me avisaste, por qué no te cambiaste el pijama. No pudo decir nada. Ahora él era el culpable. OK, cierra este tema, dijo que nunca sucedió anoche. Ella salió de compras pronto . Saqué treinta y uno y fui al baño a ducharme.
Cuando mirĂ© en su canasta sucia, estaban sus bragas negras de encaje de anoche. Lo tomĂ©, lo olĂ, lamĂ y chupĂ© durante minutos. El lugar donde tocĂł su coño estaba mojado. Aparentemente se lo acababa de quitar y por quĂ© estaba mojado. De todos modos, vine lamiendo las bragas y frotándolas en mi polla, me di una ducha y me fui. Mi tĂa ya habĂa llegado y estaba colocando las verduras que habĂa comprado en el armario. Por la noche, mi hermano volviĂł a estar de guardia, los pequeños se acostaron temprano. Estábamos solos de nuevo.
No hablamos durante un tiempo. Él empezó la palabra primero.
– ¿Cómo puedes querer a tu propia cuñada, es algo pervertido?
– Mira, no soy un pervertido, no, estoy diciendo algo asĂ
– SĂ, entonces, Âżpor quĂ© te bañaste al mediodĂa?
– No seas ridĂculo, hace calor, estoy sudando.
– Entonces, ¿por qué estaban mis bragas en tu boca?
– Tú lo hiciste… ¿me espiaste?
– SĂ, me quitĂ© las bragas a propĂłsito.
– Bueno, ¿por qué estaba mojado entre Dic.
– ¿Qué es para ti ?
– No me estás probando, me estás forzando, mira esta sentada
– ¿Qué hay en mi asiento ?
– Mira, ni siquiera te has cambiado el pijama.
Las expresiones comenzaron a endurecerse cada vez más, y me volvà más y más deseosa de mi cuñada.
– Te lo digo por Ăşltima vez, no volverás a pensar en mĂ, no entrarás furtivamente al dormitorio por el agujero de la puerta del baño.
– Estabas al tanto de todo esto, y me trataste como si nada hubiera pasado, eres una perra.
Rápidamente se levantĂł, se acercĂł a mĂ y me abofeteĂł con fuerza en la cara. No respondĂ, solo dije, lo juro, tĂş tambiĂ©n me quieres. Esta vez la bofetada fue más dura.
– No seas idiota y háblame bien. Este tema nunca volverá a mencionarse.
Dijo que me iba a la cama y fui a la habitaciĂłn media hora despuĂ©s, me fui a la cama, pero no pude dormir de nuevo, asĂ que volvĂ a la habitaciĂłn, me sentĂ© en el suelo y comencĂ© a mirarlo. SabĂa que estabas despierta. Él era consciente de que yo estaba en la habitaciĂłn y estaba dando grandes bichos raros usando el calor como excusa. No pude soportarlo y comencĂ© a masturbarme de nuevo. Se volviĂł de repente.
– No eres un hombre, imbécil, vete.
– Pondré mi sello en el hecho de que quieres que duerma a tu lado, pero no lo haré hasta que me digas que tú también lo quieres.
– Te estoy diciendo que salgas.
– SĂ, me quieres, tĂa, pero si no me lo dices, siempre te vigilarĂ© y me satisfarĂ©.
– Maldito pervertido eres asqueroso
Ella comenzó a llorar, yo estaba triste, pude acercarme lentamente y decir naap, estoy enamorada de ti, entiéndelo ahora, y le limpié las lágrimas.
– No me toques cĂłmo enamorarme de una tĂa humana
– Si su cuñada también se enamora de él, sucederá.
– Por favor, rĂndete, siempre te he visto como un hermano .
– No ruegues, no lo quieres solo porque algo anda mal, sino porque estás enamorado de mĂ.
– No lo soy.
– Estás enamorado
– SĂ, estoy enamorado del puto imbĂ©cil, pero nunca pasará nada entre nosotros, Âżentiendes? nada en absoluto. Dic.
– Está bien, confesaste, y eso es suficiente.
– Si vuelves a hacer esto, se lo contaré todo a tu hermano.
– No puedes decirlo. ¿Qué vas a decir, tu hermano y yo nos enamoramos?
– Mira, te quiero, pero definitivamente ni siquiera intentes ponerme la mano encima.
– Está bien, esperaré hasta que quieras .
– Pero tengo que estar loco para querer esto
Le di un beso gentilmente en la mejilla y salĂ de la habitaciĂłn. Dos semanas despuĂ©s, mi padre y mi madre fueron al pueblo. Estaba sola en casa. Constantemente soñaba con mi tĂa y me masturbaba. Ă©l no está llamando a mi novia, y cuando llamĂł, estaba tratando de colgar lo antes posible. Mi tĂa era la Ăşnica mujer en mi vida ahora. El hecho de que no pudiera atraparlo me hizo sentir más apegado a Ă©l. No sabĂa quĂ© hacer. Mi cuñada admitiĂł que estaba enamorada de mĂ, pero definitivamente dijo que no me tocara. De repente, un rayo brillĂł en mi cerebro.
Me pregunto si mi cuñada querĂa que la violara. La Ăşnica forma de averiguarlo era intentarlo. Pero primero tuve que hacer algunos intentos preliminares. Un dĂa fui a su casa. Ella estaba cocinando en la cocina. Como mi madre no estaba en casa, casi siempre comĂa con ellos. Fui a la cocina y me quedĂ© atrapado en la parte de atrás, pasĂł más de una hora antes de que llegara mi hermano y pudiera hacer las primeras rondas de práctica. Dije, ÂżquĂ© cocinaste?
Él no respondiĂł, le abofeteĂ© el muslo y volvĂ a preguntar. No hay sonido de nuevo, dije que si no respondes de inmediato, te acostarĂ© y te violarĂ©. Él se riĂł y dijo: Estoy haciendo una cazuela. SabĂa que algo extraño estaba pasando.
– ÂżDe quĂ© te rĂes?
– ÂżQuĂ©, deberĂa llorar?
– No, lo siento, pero fue como una sonrisa astuta.
– ¿ Es normal lo que estás haciendo, acariciando a tu cuñada?
– No te opones –
– No eres un hombre que entenderá las palabras –
– Deja de insultarme.
– ÂżPor quĂ© tenĂas que hacerlo, sucio pervertido, eres tan pervertido?
Me estaba presionando, le gustaba la idea de ser violada y estaba segura de que lo querĂa. Pero no era el momento adecuado porque esta iba a ser nuestra primera relaciĂłn. Bien, dije detente y entrĂ©, encendĂ un cigarrillo y comencĂ© a ver televisiĂłn. De todos modos, mi hermano iba a trabajar de noche dos dĂas despuĂ©s. TambiĂ©n iba a violar a la esposa de mi propio hermano. Esa noche, planeĂ© y masturbĂ© cĂłmo le darĂa a mi tĂa hasta la mañana.
Me importaba un carajo poder alimentar a mi tĂa al dĂa siguiente y no quedarme a mitad de camino. Constantemente comĂa cosas dulces y trataba de aumentar mi fuerza. Y habĂan transcurrido dos dĂas. Mi hermano llamĂł para que yo fuera a trabajar por la noche y tĂş pudieras quedarte con nosotros hoy. Dije que estaba bien. Fui al baño y me afeitĂ© la falda. Me puse olores agradables y me preparĂ© para mi tĂa. Por la noche, mis sobrinos volvieron a acostarse temprano, mi tĂa no se habĂa cambiado de ropa.
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